Mi maternidad - Estoy de parto

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Mi primer peque

Estaba en casa con mi hermana. Creo que espere a que estuviese un día conmigo en casa para parir porque con ella me sentía cuidada.
Hicimos los ejercicios de preparación al parto mi sobrina Irene y yo en el comedor y luego antes de comer fuimos a ver unas fotos en el ordenador.

Me levante porque creía que se me había escapado un poco de pis, pero era la bolsa que se había roto un poco. Eran las dos de la tarde y a las 5 ya estaba en la habitación con mi peque.

Parí en el hospital de Guadalajara, todo fue muy rápido, las contracciones empezaron a ser muy fuertes desde el principio y como no sabía como era eso de parir pensaba que si estas eran las del principio las del final me podrían matar del sufrimiento.

Espere a que volviese de Madrid del trabajo Juan y nos fuimos corriendo al hospital. Desde las primeras contracciones en casa perdí la noción del tiempo no puedo describir ese espacio temporal, ni como corto ni como largo, incluso me parece como si hubiese pasado en el mismo instante todo.

Dios mío un universo nuevo, sin tiempo, un universo que me elevaba con cada contracción desde mi útero hasta lo mas alto. Un dolor que me hacía subir, pero ¿Qué me estaba pasando?. Es la primera vez que sentía mi útero y de que manera. Todo giraba alrededor de esa bola redonda que tenía entre mis brazos.
En mi cerebro se perdían secuencias, saltaba de suceso en suceso como a trompicones perdiendo el hilo de lo que acontecía. De repente me encontré tumbada en la sala de parto desnuda con una medio bata verde, con mucha gente que me hablaba y me indicaba lo que tenía que hacer, pero yo no entendía nada. Hablaban desde un mundo en el que yo no estaba y que veía a trozos y desde lejos.
Uno me decía que abriera las piernas, una mujer me decía que dejara los brazos quietos para pincharme oxitocina, ¿para que? Me pregunto ahora si ya estaba completamente dilatada y en expulsivo, otra mujer, que resulto ser una matrona me decía que empujara y los que no veía que andaban tocando los genitales (se que suena a tocar los cojones pero no solo es mas fino sino mas descriptivo porque además de molestar me tocaban literalmente) y Juan estaba a mi lado intentando cuando le dejaban cogerme la mano y sin que nadie le hiciera mas caso que para decirle de vez en cuando lo que no debía hacer.

Luego Juan me explico que estuve pidiendo disculpas todo el rato y que no me quejaba de nada. Que cuando llegue ya estaba de 8 centímetros y en cuanto me miraron me puse de 10 y en expulsivo, por eso tenían tantos nervios y tanta prisa.. Que nos echaron la bronca por haber tardado tanto en ir al hospital.

En el paritorio me hicieron la episiotomía y además me rasgaron sentí como la mujer que estaba tocándome agarraba mis genitales y los echaba hacia un lado rasgándome en el esfuerzo. Fue como volver a la tierra en un segundo por el dolor para volver a marcharme en la siguiente contracción.

El parto fue vaginal y luego se llevaron a mi bebe durante 2 horas para que yo descansase. Lo cierto es que no pude descansar solo estaba expectante de que me trajeran a mi niño cuanto antes y poderlo mirar con detenimiento.

Otra cosa que recuerdo es que la matrona me dijo que el bebe había nacido gracias a ella y en ese momento no le di importancia pero luego con mi segundo embarazo me acorde mucho de esa frase y pensé lo injusta que era.


Mi segundo hijo

A Gala la tuve en casa. El padre de la peque y yo ya estábamos separados así que le llame por teléfono a las 9 de la mañana a su casa.
El llego enseguida, pero tuve una decepción en una problema con el y mientras me daba una ducha eche a llorar. Sentí rabia por no poder gozar de ese momento, sentí alivio de poder llorar un rato a solas porque sabía que la gente vendría enseguida, sentí miedo por si eso podía afectar al parto (que no fue así), tristeza por empezar el parto con mal pie, dudas por si le transmitía ese sentimiento a mi bebe y a la vez una energía que se extendía y me hacía sentir fuerte.

El parto duro lo mismo que el primero 3 horas, desde la primera contracción. A las 11:45 ya tenía a mi pequeña en brazos.

Llame a Cristina, Monica y enseguida estuvieron conmigo y ellas llamaron a Mercedes cuando vieron que el momento del parto se acercaba.
Las contracciones eran igual de fuertes desde el principio que en el parto de Olmo, el tiempo se fue de la misma manera que antes, pero ahora recuerdo que veía mi útero como cambiaba de tamaño con las contracciones, como se hacía pequeño en la contracción y como volvía a su estado normal entre cada una de ellas.
Recuerdo las ganas de subir los brazos como si estuviese subiendo por una cuerda, la misma sensación de subir volvía de nuevo, pero ahora yo acompañaba esa ascensión. En esta ocasión mi conexión con la tierra no se fue, allí estaba Cristina sujetándome. Olmo se levanto un rato antes de que Gala naciera y allí estaba Monica para cuidarle sabiendo en cada momento lo que tenía que hacer y decir. Allí estaba Mercedes, mi matrona, sin quitarme ojo pendiente de todo.

Yo hablaba a ratos con mi pequeña y la pedía que esperara cuando el dolor se me hacía irresistible y notaba como ella me escuchaba y dejaba de bajar.

Me pusieron un espejo para ver el pelo y en cuanto lo vi deje de sentir dolor y una nueva y renovada fuerza nació en mi interior y entonces empuje con todas mis fuerzas y en unas cuantas contracciones Gala asomo la cabecita.
A Olmo le dieron una gasa y le invitaron a limpiarle los mocos a su hermana cuando todavía no había acabado de nacer y así lo hizo de la forma más natural del mundo.

A Gala la tuve tumbada de lado en el sofá de casa. Fue un momento mágico, de los pocos que se pueden vivir en la vida. Con mi hija calentita y húmeda entre mis brazos, con mi hijo sentado a mi lado. Cuando levante la mirada y vi a mis dos amigas y a Mercedes a mi lado de pie abrazadas y con lágrimas en los ojos fue uno de esos instantes que se te graban en la mente y que los tienes como si estuvieses viendo una fotografía.

Esperamos a que el cordón dejase de latir y entonces Olmo corto el cordón y luego su padre.

Estuve con mi pequeña en brazos bastante tiempo hasta que alumbre la placenta y después de darle el pecho y disfrutarla un ratito, la subieron al baño y allí se metió Olmo en la bañera y sujetándola en brazos la dio su primer bañito.

Luego hicimos una pequeña fiesta tomándonos unos chocolates y felicitándonos.

Mi segundo parto fue una maravilla, un momento de esos que me llenan los ojos de lágrimas cada vez que recuerdo. Esos momentos de gozo que la vida te regala y que hay que saber disfrutar y recordar cuando se pierde el camino.

Conclusión

¡¡ Vaya barullo de emociones!! ¿Y esto como se digiere?

Pues en mi caso con una buena preparación al parto, con un esfuerzo personal durante todo el embarazo para centrarme y saber lo que quería, para saber diferenciar lo que era primordial en cada momento.
Y por supuesto, con la compañía en el parto adecuada, para que todos esos sentimientos muchas veces controvertidos y muchas veces difíciles de explicar sepan canalizar y no bloquear un momento tan importante.



Comentarios

  1. Mi hermana mayor, mi referente desde pequeña,queria ser como tu, ponerme tu ropa, ser amiga de tus amigasy muchas mas cosas. Pero la vida me hizo aprender antes que tu algo que seria lo mas grande y valioso de mi vida... SER MADRE y por primera vez pude enseñarte o por lo menos lo intente, que descubrieras lo que se siente cuando llevas a una criaturita dentro, lo mas tuya que nunca sera jamas, porque luego crecen, vuelan y se va.Pero YO ME SENTI BIEN te pude enseñar algo que para mi es muy importante y sobre todo me alegro que pudiese cuidarte en ese momento,TU PRIMER MOMENTO de traer a OLMO a la vida. GRACIAS POR SER MI HERMANA.

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